cogujada

No sé bien por qué, me gustan tanto estas aves de la familia Alaudidae que, con sólo nombrarlas, ya suenan: alondra, calandria, totovía, cogujada, terrera. Tienen una siringe que da unos sonidos más ancestrales y más puros, como los de la alondra cuando canta quince minutos en vuelo, para volver a la tierra, donde hacen los nidos los aláudidos, y donde se inspira el color de sus plumas. Para esto, siguen la regla de Gogler y son más oscuras las alondras en Galicia que las de la meseta. Aunque quizás la más graciosa, sea la cogujada, andando por los caminos, dándose baños de tierra, con su copete en lo alto de la cabeza y al volar, abriendo mucho las alas, separando como los dedos de una mano, las plumas. Hay terreras que aún lanzándoles una piedra, no levantan el vuelo, y Gonzalo de Berceo escribió en el s. XIII de la calandria: “Siquiere la calandria que faz gran melodía”.