Como en el mejor de los palacios me sentí ayer…
EL FRÍO
EL FRÍO
Cuando hace frío los comerciantes suspiran aliviados y se frotan las manos al ver que van a vender al fin las bufandas, abrigos y guantes que no necesitamos porque ya los teníamos.
Las estaciones, que hasta hace no mucho servían para acercarnos a la Naturaleza, ahora nos alejan, y la primavera y el verano y el otoño y el invierno son ya sólo estaciones comerciales que impulsan la venta de la ropa de temporada.
Pero, cuando hace frío, hay una rana que hace su puesta de huevos bajo la capa de hielo de los charcos. Creo que es la rana bermeja la que deja expuestos, como en un escaparate de hielo, su rosario de huevos pero, como diría Umbral, no me voy a levantar a mirarlo, porque hace frío.
Cuando hace frío y nieva, las pezuñas de los rebecos dejan en la nieve unas huellas que parecen dos lunas creciente y menguante enfrentadas, y la luna llena se queda tan baja sobre el horizonte, que se llama a esta luna llena de noviembre: la luna de los brazos extendidos.
Es una luna de invierno que se mueve hacia el oeste a la altura de los ojos mientras nos hace pensar que, si estuviéramos en la luna, al ser sus fases complementarias con las del mundo, atisbaríamos, tomando el sol en la luna llena, la Tierra nueva.
Al contraluz de esta luna pasan ahora los ánsares, y se ven como puntos alados y negros que avanzan volando a remo por la luna llena en el aire oscuro y frío.
Cuando hace frío, los gorriones se mueren de frío en los patios de los colegios si los niños no meriendan en el recreo.
Cuando hace frío hay mendigos que se mueren de frío como pájaros en la calle, sin que les ofrezcamos al pasar nuestro abrigo del año pasado.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC,26-11-2007
Fondo de Artículos de
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