ESPONJA DEL ERMITAÑO

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

ABC, Lunes 4-12-2000

LA ESPONJA DEL ERMITAÑO

En el cabo alicantino de La Nao, bajo un mar en calma, el buzo Vicente Moll vió ayer por la mañana, a veinte metros de profundidad, tres esponjas de ermitaño.

La esponja del ermitaño -Suberites domuncula – es de color naranja, casi rojo, y puede llegar a ser tan grande como un balón de fútbol. Es suave, como el terciopelo. O como una seda que envolviera al cangrejo hasta darle un aspecto, a pesar de sus pinzas, de un niño envuelto en una toquilla. Al principio la esponja, aún pequeña, se adhiere a la superficie de una de esas caracolas que ocupan los cangrejos ermitaños. Después, el cangrejo, la va alimentando gracias a esos remolinos de mar que hacen los cangrejos al moverse. Al poco tiempo, la esponja ha crecido tanto, que no es fácil distinguir si es el cangrejo el que transporta a la esponja, o si es la esponja la que lleva al cangrejo. Los pescadores, la describen como una esponja naranja llena de caracoles, y cuentan que hace años era muy fácil verlas porque llegaban a miles a las playas.

Hoy prefiero sumergirme para nombrarla: esponja del ermitaño. Estando la superficie tan llena de nombres que no son nada, puede que el mejor lugar para la maravilla sea ya sólo el fondo de los mares.

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