EUCALIPTO

¿EL FINAL DEL EUCALIPTO?

Tengo hoy la pena de no vivir más años y ver si será éste, o no, el final del eucalipto. Y pena por mis vecinos, que lo plantaron, uno al lado del otro, para comprarse coches, a cambio de su paisaje de carvallos.

Pero, al menos aquí, acaba de aterrizar lo nunca visto: una especie de gorgojo australiano llamado Gonipterus escutellatus que, no sólo se ha saltado la cuarentena, sino que su fase voladora recorre más de cien kilómetros al año, y ya se ha citado en el País Vasco, y afecta también a los eucaliptos asturianos, y a los de las cuatro provincias gallegas. Esta plaga está siendo combatida con lucha biológica gracias a la investigación de la Estación Fitopatológica de Areiro, en Pontevedra, donde a Gonipterus lo llaman Matusalén por vivir casi cuatro años.

Hoy me he traído una rama tierna de eucalipto con tres larvas y, a cada palabra que escribo, le pegan un mordisco a la hoja, y dejan un rastro que parece el de una lágrima. Dice un amigo mío, Eduardo Díaz Calvo, que al final se impone la verdad, que volverá el carvallo. No estoy segura; sólo sé que no viviré lo suficiente para saber cómo será al final mi paisaje.

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