En el #DíadelasLibrerías mi recuerdo para la librería Colón. Desde…
Hinojo marino
Volví ayer a la playa pero había solo un charrán que enseguida se marchó a pescar a otra parte, dejándome con la mirada en tierra, sobre el hinojo marino, que estaba, entre las rocas del acantilado, florecido.
Saludos,
Mónica
Nada tiene que ver el perejil de mar con el perejil de la cocina. Aunque los dos perejiles pertenezcan a la misma familia de las Umbelíferas, se trata de dos plantas distintas: la una de tierra adentro, perejil: Petrosilenum hortense; la otra salvaje, de pedregal marítimo, casi el único verdor de los islotes, perejil de mar: Crithmum maritimun, también llamado hinojo marino o, en Cádiz, perejil de la Isla.
Se cría en la costa de los tres mares de la Península, y sus raíces penetran en las grietas de las rocas, casi siempre en esos lugares donde llega la salpicadura de las olas, viviendo de tan poca cosa. Al masticarla se nota el sabor a sal y no se sabe a ciencia cierta si se está mordiendo una ola, o si es que se ha evaporado todo el agua del mar sobre sus hojas. Los navegantes de otros tiempos, antes de emprender sus derrotas, solían llevar perejil de mar en adobo y así esta planta que hoy nos parece tan enraizada en los islotes, resulta que ha navegado ya por todos los mares del mundo.
El perejil de mar ha comenzado a florecer hace unos días, con una flor blanca, a veces un poco verdosa, bajo el vuelo de las gaviotas.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 22-7-2002