La escalera de piedra que sube a la ermita de la isla del medio en Santa Comba, estaba rota por el oleaje de los últimos temporales, y arrancada la
M.F.-Aceytuno
M.F.-Aceytuno
8:59 h. Hay unos árboles que, según dicen, me lo impiden. Un bosquecillo en un monte que si cortaran, me dejaría ver la ría. Yo a veces sueño que lo talan y aparece el azul del mar que siempre imagino tras el verdor de los eucaliptos que me lo tapan. Lo feliz que sería yo si un día pudiera ver desde aquí el mar, aunque solo fuera un poco.
Desde las fotografías aéreas, se ve que es verdad, que es ese bosque el que me oculta la vista. Quizá no lo talen mientras yo viva, imaginando que allí está el mar.
Feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
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P.S. Antes de volver, en la terminal T-4 del aeropuerto de Madrid, vi por el suelo de las pistas una lavandera. Llevaba el plumaje más opaco, como si aquí no se lavaran tanto como lo hacen las lavanderas en el campo, o como si los charcos en los que se meten fueran más sucios.
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