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“En uno de los capítulos del Quijote aparece mencionado el orégano, cuando dice Sancho: “…que orégano sea y no batanes.” (El Yelmo de Mambrino).
También existe otro refrán que dice: “Que no todo el monte es oriegano”, queriendo decir que no siempre las cosas son como nos parecen a nosotros o que no todo es igual.”
Crónica de Juan Carlos Delgado Expósito.
EL ORÉGANO
En el paisaje veraniego domina especialmente en nuestros campos el color amarillento del pasto seco, los caminos ya están polvorientos, los calores son insoportables, la saca del corcho ya ha comenzado, los frutos de la higuera ya están madurando, los membrillos engordan lentamente pero sin pausa; las jóvenes cigüeñas ya han abandonado el nido; “Por San Juan la cigüeña volará” dice un refrán de por aquí, del Sur.
Pero hoy nos interesa especialmente una planta mediterránea: el orégano u oriegano, los paisanos meten esa i entre la erre y la e. Esta planta que gusta de las zonas soleadas, pero también de zonas de sombra, la observo flanqueando los caminos y me encanta pasar la mano ligeramente por ella para impregnarme de su perfume, un perfume que siempre me retrotrae a los años de mi infancia cuando me sentaba al lado de mi abuela paterna, mientras aliñaba las aceitunas y precisamente uno de los condimentos utilizados era el orégano, ¡que sabor tan fantástico le proporcionaba esta planta a las aceitunas! Es quizás, por esos recuerdos de la infancia mi planta preferida.
La podéis utilizar como ingrediente en muchas comidas: ensaladas, sopas, carnes, pescados… En algunas regiones norteñas se fumaban las hojas de esta planta y también se utilizaba para darle un aroma especial a la cerveza y como conservante. En infusión es un buen tónico y reconstituyente, para ello endulzarlo con buena miel, junto con el tomillo suelo utilizarla para curarme las molestias de garganta y les aseguro que da buen resultado.
Ya los romanos la utilizaban hace dos mil años, como medicinal y en la cocina. En la Edad Media se quemaba orégano para combatir las plagas e infecciones y en el siglo XV parece que fue introducida la planta en América por los conquistadores, al parecer con mucho existo.
En uno de los capítulos del Quijote aparece mencionado el orégano, cuando dice Sancho: “… que orégano sea y no batanes.” (El Yelmo de Mambrino).
También existe otro refrán que dice: “Que no todo el monte es oriegano”, queriendo decir que no siempre las cosas son como nos parecen a nosotros o que no todo es igual. Como quiera que sea esta planta ya la tienen en su punto por si quieren recolectarla, basta con recoger unos pequeños manojos y colgarla a secar a la sombra, y a disfrutar de sus propiedades y su aroma, pero eso si, recolecten con mesura que no todo el monte es oriegano y las plantas también se extinguen.
Juan Carlos Delgado Expósito
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También existe otro refrán que dice: “Que no todo el monte es oriegano”, queriendo decir que no siempre las cosas son como nos parecen a nosotros o que no todo es igual.”
Crónica de Juan Carlos Delgado Expósito.