Me excusaba ayer por hablarte de coprófagos, prometiéndote hablar hoy de flores.
Joaquín
Joaquín
Me he quedado asombrada con la foto que nos acaba de enviar Pilar López, de la muda, blanquísima, como un fantasma, de un saltamontes en el rastrojo de avena.
Y después nos explica en su precisa crónica LUNA DE AGOSTO, que es así como crecen los animales que tienen exoesqueleto: por mudas.
Recuerdo cuánto me impresionó ver en una ocasión, estudiando los crustáceos decápodos, los sucesivos esqueletos de una centolla, como los de una muñeca rusa, desde que era diminuta,recién nacida, hasta llegar a ser una gran centolla de al menos dos kilos.
Y así las mudas de los crustáceos marinos representan, según Margalef, “una aportación muy grande de quitina que se descompone despacio”, como los caparazones vacíos de las langostas, centollas, nécoras, cangrejos, o esas diminutas quisquillas, transparentes y un poco verdosas, que ayer por la mañana nadaban, camufladas entre las algas, en los charcos de marea y que también, en su pequeñez, como los saltamontes entre la avena, crecen por mudas.
Feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno