Me he quedado asombrada con la foto que nos acaba de enviar Pilar López, de la muda, blanquísima, como un fantasma, de un saltamontes en el rastrojo de avena.
El ruido que hacen las libélulas con las alas es muy sonoro para lo frágiles que parecen: son como la piel de un tambor.
El ruido que hacen las libélulas con las alas es muy sonoro para lo frágiles que parecen: son como la piel de un tambor.
Creo que este ejemplar pertenece al género Cordulegaster, de 8 centímetros de longitud, pero parece enorme dentro de una habitación, como si se amplificara su imagen entre las paredes con el eco de su sonido. Y veo también ahora en la foto que echa las alas para volar más adelante y más hacia atrás de lo que se observa a simple vista.
Por aquí suelo ver estas libélulas cuando empieza a acabarse el verano.
Feliz día,
Mónica Fernández-Aceytuno
Y la aportación de los usuarios:
LIBÉLULA AL SOL, POR PILAR LÓPEZ