Se sabe que es la hora de ir guardando los aparejos, cuando los charranes y las gaviotas pasan volando, hacia el Oeste por encima del barco.
Mientras las gaviotas van en grupos y muy calladas, los charranes vuelan solitarios, o en parejas, y esa suerte de estridular de grillo que es su canto, resuena en el aire.
Al contraluz del día que se marcha no se ve a veces muy bien si es un charrán, con su cola ahorquillada, o una gaviota, el ave que pasa, pero el charrán tiene el pico estrecho y una silueta más limpia, las alas mas esbeltas y peinadas, blancas como las de un ángel.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno