El hilo de la parte superior de la tela mide casi un metro de longitud.

              Juan Carlos Delgado Expósito

El hilo de la parte superior de la tela mide casi un metro de longitud.

Juan Carlos Delgado Expósito

El hilo de la parte superior de la tela mide casi un metro de longitud.

Juan Carlos Delgado Expósito

LAS ARAÑAS

Siempre me han parecido fascinantes las arañas; sus telas, su poderío a la hora de cazar, sus diversas formas. Es cierto que representan la paciencia a la hora de esperar a que sus presas caigan en la tela tejida por ellas, pero también representan un fuerte poder al matar a sus presas con el potente veneno, que utilizan algunas de ellas. Me gusta observarlas en su tela, inmóviles, pacientes, acechantes, parecen pensativas, a muchas personas les parecen repugnantes, y eso es porque las conocen poco. Así que les invito a pararse a observarlas, además relaja verlas en sus telas..

Las arañas han estado presentes en numerosas culturas a lo largo de la historia de la humanidad.

En el Antiguo Egipto la relacionaban con la diosa Neith, hiladora y tejedora de los destinos de los humanos. No menos famosa fue la princesa Aracne en Grecia; otras culturas como la africana, la japonesa o la de los nativos americanos, también hablan de las arañas. Cuenta la leyenda nativa americana, que siete hombres se trasformaron en estrellas y subieron al paraíso trepando por una tela de araña desenrollada.

Esta araña de la foto, creo que se trata de una Angiope, se encuentra estos días en su tela aguardando a que sus presas caigan en la tela que a tejido muy bien camuflada entre cardos, al borde de una vieja carretera. Allí he comprobado cómo atrapa todo tipo de presas: moscas, saltamontes, libélulas y otros insectos. Una vez que el infortunado insecto a caído en la tela, la araña acude rápida para envolverlo en una bolsa de seda, para succionar sus jugos en el momento o dar buena cuenta de ellos más tarde.

El hilo de la parte superior de la tela mide casi un metro de longitud.

Cuando me acerco con la cámara para fotografiarla y toco por algún descuido la tela, la araña se balancea en su tela con fuerza.

En el cielo algunas nubes auguran tormenta, a ver si llega pronto la otoñá y refresca el tiempo, estamos teniendo por aquí un verano verdaderamente largo y seco. En vuelo bajo dos golondrinas dáuricas, pasan con retraso, aunque las seguiremos viendo aun algunos días más, el grueso de la población debe de estar ya en marcha hacia tierras africanas.

Ahora en la tela de la araña angiope, ha caído un insecto, la araña se lanza rápida y la envuelve en una mortaja de seda.

Juan Carlos Delgado Expósito

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