Esta mañana, cuando iba conduciendo, pasaron por encima de la carretera tres buitres leonados, tan cerca del coche que me quedé asombrada con su envergadura.
Pilar López
LLUVIA
De vuelta al trabajo, me encuentro de nuevo recorriendo el mismo tramo de carretera por el que viajo todas las mañanas desde hace varios años.
El asfalto está mojado y el pasto también, la tierra empieza a tener otro color. Ya no es ocre claro, sino marrón oscuro. No hay polvo por los caminos.
Ha empezado a llover. Pero no es esa lluvia torrencial de las tormentas de verano, que todo lo arrasa. Es una lluvia algo más mansa, aunque cae desde unas repentinas nubes negras que cubren el cielo y oscurecen el día. Es una lluvia más duradera. Lluvia de otoño.
Esta mañana, cuando iba conduciendo, pasaron por encima de la carretera tres buitres leonados, tan cerca del coche que me quedé asombrada con su envergadura.
Y al momento vi cruzar un avefría, y también me quedé sorprendida pues el año pasado observé los primeros bandos, exactamente en el mismo lugar, en la primera semana de octubre. A lo mejor se trata de un ejemplar solitario que se ha adelantado.
Por cierto, me han contado los alumnos que ya están los ciervos berreando en la Sierra de San Pedro, que se los escucha al atardecer desde hace unos días. Conozco un lugar desde el que incluso se los puede ver. A ver si logro escaparme un rato y los oigo.
Lo que está claro es que, de momento, se ha ido el verano. Esperemos que este año venga de nuevo el “veranillo del membrillo” porque es pronto para sacar los abrigos del armario.
Un cordial saludo.
Pilar López.