En los herbazales inundados se yerguen hoy, haciendo charcos rosados
VEA AQUÍ AL SOL EN ESTE INSTANTE, EN DIRECTO, EN EL LUCIO DE LA FAO EN DOÑANA, SOBRE LA MARISMA BLANCA, ROJIZA Y SECA DEL FINAL DE ESTE VERANO
Buenas. No voy a ir ahora que aún es de noche, en esta última mañana del verano, a buscar un libro que me obligaría a salir afuera, para acordarme de lo que escribí sobre las Pléyades que volví a ver anoche, al regresar del cine, a eso de la una.
Se vislumbraba este cúmulo abierto de las Pléyades muy alto, casi en el zenit, hacia el este en la noche oscura y, a la vez, clara de estrellas. Siempre que las veo, como una bandada de pájaros que avanzara con las horas hacia el oeste, pienso que ya se acerca el invierno y su preludio, que es el otoño que hoy empieza.
Y aunque las hojas no se colorean de ocres y rojos por aquí hasta bien entrada la estación, allá por el mes de noviembre, que es también, entre la hojarasca, el mejor mes de las setas, ya se ven ahora algunos helechos, entre el verdor sempiterno de los eucaliptos, melancólicos, marrones y amarillos.
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Casi tan amarillos como este gran membrillo fotografíado ayer mismo por Juan Carlos Delgado Expósito, a quien damos las gracias por ilustrarnos.
Que pasen un buen día y una buena noche de Pléyades, mientras entra el otoño,
Mónica Fernández-Aceytuno
Y por supuesto, la estupenda crónica sobre el