La Urraca es lista, astuta y dicen que también es algo ladrona.

LA URRACA 27.01.2010

La Urraca es lista, astuta y dicen que también es algo ladrona. Los colores

de su plumaje blanco y negro brillantes son como las fotos de las primeras

ediciones de Blanco y Negro. Por cierto, en aquellos tiempos se

encuadernaban dichos informativos y a final de año se convertían en un

voluminoso “libro de Petete”.

En invierno, cuando lo chopos se quedan sin hojas, se aprecia desde lejos

una mancha negra de ramaje, que sin duda son los nidos ya abandonados por

estas aves. Al parecer estos pájaros eligen los árboles más espigados y

altos para instalar sus nidos. Se nota que les gusta situarlos a media

altura, ni en la copa ni en los bajos del árbol, casi pegados al tronco

central.

Como curiosas que son, les gusta patear las urbanizaciones, pero ni en ellas

ni en el campo abierto se fían de los humanos. Jamás permiten que te

acerques más de lo debido a ellas. Hay gente que no les tiene simpatía, por

conocer sus intenciones cuando descubren un nido de pajarillos indefensos.

Se alimentan de todo lo que se mueve en el campo y desde luego si descubren

nidos con huevos o pollos recién nacidos seguro que peligran. Las he visto

levantar tejas para atrapar pajarillos aún sin pluma. Son tan listas que

saben romper las bolsas que contienen pan recién horneado en la ventana

mientras que las bolsas de basura no las tocan porque saben que carecen de

manjares frescos.

Son muy solidarias, si detectan algún reptil o tipo de alimaña como la

Comadreja, etc. dan la voz de alarma para reunirse en equipo y piar

fuertemente para intimidar al intruso. Son tan precavidas que ninguna le

hace cara a los bichos, dan una pasada en vuelo pero con prudencia y de

atacar frontalmente en directo nada de nada.

Dicen los campesinos que a las Urracas les gusta enterrar cosas brillantes,

yo no sé si será del tipo de piedras preciosas o si a las más progres y

cultas les atraen las Visas Oro, etc. Lo único que he visto enterrar ha sido

una gallina, pero no por una Urraca, sino por un Zorro.

Tengo pendiente de comprobar porqué no les gustan las lombrices monstruosas

que aparecen en los “green” del golf, eso será quizá porque les empachan por

su tamaño descomunal de más de 15 centímetros, por su sabor a abono o si les

da asco o si se les atragantan. Parece que las toman más los Zorzales. No

sé.

El instinto de autodefensa de algunos pájaros para asegurar el desarrollo de

sus crías, creo que ha cambiado en los últimos sesenta años, a la hora de

elegir los lugares para instalar nidos. Ahora he comprobado que en algunas

plazas de pueblos pequeños hacen nidos los Jilgueros, Verderones,

Verdecillos, etc. Me extrañó ver hace poco un nido de Verderones cerca de

una vivienda, en una pared entre geranios. ¿Será que las aves protegidas

ahora tienen más confianza con el hombre?.

Curiosamente la Urraca no se fía de los humanos. Nunca veo en los jardines

de chalets con arboleda nidos de Urracas y me da la impresión que este

pájaro no quiere tener intimidad con la gente. El caso es que también lo he

comprobado en países nórdicos donde curiosamente estas aves doblan casi en

tamaño a las de nuestras tierras, tendrá que ser así, pues también las

babosas son monstruosas, no por feas sino por grandes. Son muy listas, no

las babosas sino las Urracas, siempre caminan tranquilas, despacio, mirando

a un lado o a otro para no ser sorprendidas. A veces un Azor con apetito

también sabe como atraparlas.

La Urraca no pasa como un pájaro inadvertido, todo el que la ve por primera

vez, siempre la recordará como un ave bien vestida, elegante, casi de

fiesta, de blanco y negro, limpia y brillante. Ella dice que a veces no

merece la pena acicalarse tanto, considera que es muy difícil convencer y

contentar a todos. Yo le dije, -querida Urraca, eso pasa en todos los

ambientes, creo que tú debes seguir igual que siempre, brillando y atrayendo

con tu figura los recuerdos de las fotos de Blanco y Negro que se editaban a

primeros del siglo pasado-. ¡Qué maravilla!

Un saludo, Jerónimo

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