Trataba de estudiar durante una tarde de verano. Perezoso y distraído, aburrido de no entender lo que sin atención leía, reposada mi cabeza en la mano que sujetaba el lápiz con el que no subrayaba nada.
Esto es ya lo que faltaba por ver, según el Diario de León, la Junta de Castilla y León autoriza al ayuntamiento de Bembibre (León) a asesinar a tiros de la mano de unos cazadores, a 11 perros vagabundos que sobreviven como pueden en un polígono indu
Esto es ya lo que faltaba por ver, según el Diario de León, la Junta de Castilla y León autoriza al ayuntamiento de Bembibre (León) a asesinar a tiros de la mano de unos cazadores, a 11 perros vagabundos que sobreviven como pueden en un polígono industrial.
Pasmo, rechazo e indignación me produce la noticia de que se haya autorizado una batida para matar a once perros que vagan por un polígono industrial. Es asombroso que, en pleno siglo XXI, se recurra a la destrucción y muerte de animales inocentes, abandonados por gente irresponsable, en la más clara vulneración de las normas legales: ¿Acaso un organismo supremo, como la Junta de Castilla y León no puede permitirse el uso de tranquilizantes para hacerse con unos animales vagabundos?, me pregunto por qué ofrece una oportunidad más -de las muchas que tienen- para que cazadores, entrenados en matanzas rutinarias, masacren animales de compañía usando los medios de destrucción más impresentables, a distancia y traición; y destruyendo seres vivos incapaces ni de la defensa de la huída ante escopeteros dotados de las más evolucionadas armas. Armas, señores, armas; lo último a lo que debería recurrir una organización pública, pagada con el dinero de TODOS, y que contra l
a tendencia más civilizada y europea, va a ser el único medio utilizado en este caso. Reciba mi más decidida protesta contra el consistorio y todos los participantes en esta matanza, por acción o por omisión. Procederé en cuanto esté en mi mano a publicitar por todos los medios semejante barbarie, digna de los más negros siglos de la historia más triste del país.
Begoña Rojas