Querida Mónica, en este ventoso fin de semana, he dedicado la tarde a hacer pastas con mi hija y mis nietos y, mientras el horno nos regalaba con ráfagas de aromas, hemos asistido a un precioso anochecer y a la salida de la luna, que, ajena al

Querida Mónica, en este ventoso fin de semana, he dedicado la tarde a hacer pastas con mi hija y mis nietos y, mientras el horno nos regalaba con ráfagas de aromas, hemos asistido a un precioso anochecer y a la salida de la luna, que, ajena al vendaval, se mantiene quieta, tranquila y bellísima.

A ver si puedo mandarte alguna foto cuando vuelva a la ciudad.

Un abrazo,

Tatiana.

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