Como los meteoritos, se diría que también los alcatraces están suspendidos en el espacio para brillar de plumas blancas cuando pasa la Tierra. MF-A
FOTO: Raymond Barlow
FOTO: Raymond Barlow
Han sido grabados por las patrullas y el equipo técnico de la FOP durante sus trabajos de seguimiento de la población osera y aquí iremos viéndolos poco a poco, como el primero que hemos seleccionado: un oso pardo cantábrico subido a un roble, hace tan solo un mes, el dos de febrero, para comer las bellotas de las ramas.
Se une pues ahora lo que estamos buscando y de lo que escribíamos ayer: Naturaleza en estado puro, sin nuestra interferencia,y lo más actual posible. Saber en fin, desde aquí, qué está sucediendo a nuestro alrededor y que no veíamos.
Todas las imágenes de los videos de la FOP se han obtenido con telescopios o teleobjetivos de largo alcance para no afectar a la actividad o al comportamiento natural de los osos y se pueden ver en YOUTUBE y en VIMEO.
Por la naturalidad que desprende, éste es el primero que hemos seleccionado (dura un minuto) para disfrutarlo ahora mismo:
PINCHA AQUÍ PARA VER A UN OSO PARDO CANTÁBRICO, HACE UN MES, SUBIDO A UN ROBLE PARA ALIMENTARSE DE SUS BELLOTAS
Enhorabuena a la FOP, y buen día a todos,
Mónica Fernández-Aceytuno
FOTO: Hembra de Oso Pardo cantábrico con dos crías.
AUTORÍA: FUNDACIÓN OSO PARDO (FOP)
www.fundacionosopardo.org
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NACIDOS DE UN SUEÑO
Dan a luz en la oscuridad. Paren en sueños y lo que nace es tan pequeño que no les despierta sumar otra vida al Universo.
Las preñaron en primavera, pero el óvulo fecundado se rebeló al desarrollo hasta que la nieve y el frío empujaron a las osas a dormir, allá por el mes de noviembre.
En el sopor del cuerpo bien alimentado, el óvulo se agarró al útero para iniciar la gestación: corta y secreta. Algo que ocurre en otoños en los que llueven castañas y hayucos.
En estos días de enero han alumbrado ya al diminuto y caliente pedazo de vida, de sólo 300 gramos.
Lo primero que han percibido los oseznos es el olor a musgo, a yerba y a madre. Son “esbardos” que nacen salvajes, como todo lo que nace de un sueño, en un mundo civilizado.
Un mundo que también habla de osos pardos. Sabemos qué día se juzga a un cazador furtivo que los ha matado, o leemos que el peligro de extinción los amenaza.
Ahora nacen en Somiedo, es un hecho actual y extraordinario. Pero querer contarlo no es, tal vez, más que otro sueño.
Mónica Fernández-Aceytuno
Cambio 16
Semana del 29 de enero
al 4 de febrero de 1994