Escribo ahora mismo con las luces de Madrid al fondo pero dentro de unas horas estaré en la dehesa donde fotografié a este gabato, con dos o tres días de vida, hace unos meses.
8:46 Acaba de salir un rayo de sol entre la niebla que sube del río. Es una maravilla ver desde aquí estos cambios de luces que se cuelan por entre las ramas de los castaños, con sus hojas pequeñas y nuevas….
8:47 Este año se han retrasado muchísimo, que hasta los robles se les han adelantado, y ya creía que incluso el haya, que es el árbol que aquí brota más tarde que ninguno, echaría antes sus hojas como sólo he visto hacer al haya: todas de pronto y en un día, que al menos con el haya se puede decir que se ve crecer a un árbol.
Qué maravilla esta luz que entra ahora por la galería y calienta el aire que estaba helado. Cuando vuelva, puede que haga ya incluso calor en la galería a estas horas, ese calor del sol de la mañana, que es el más agradable del mundo.
Cuando vuelva, porque me voy unos días y hasta el miércoles no escribiré en esta página. Hoy mismo voy a ir a hacienda para preguntar qué tengo que hacer para fundar una pequeña empresa, de tal manera que no sea yo sóla la que gestione este trabajo sino que, cuando yo falte, haya también quién escriba y cuelgue lo que envían los lectores.
Mi idea es que varios biólogos trabajen algún día conmigo para ayudarme a retratar, a diario, la Naturaleza.
Menos mal que ya cuento con los lectores, y de uno de ellos es la graciosa fotografía de hoy de la portada, donde unas gallinas demuestran que tienen un fino olfato para oler en el aire el agua del diluvio que estaba a punto de venírseles encima, y buscaron antes de que lloviera, el refugio de unos ladrillos y de ese olivo viejo de la fotografía. La historia completa, nos la cuenta el lector en el TABLÓN DE LOS LECTORES.
Feliz semana y hasta el miércoles que viene si Dios quiere,
Mónica Fernández-Aceytuno
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