"Cuando las sábanas / verdes de los trigales amarillean". ¡Qué gran descubrimiento la poesía de Luis Chamizo!
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
BUITRES Y OTROS BICHOS
Esta mañana de domingo del mes de octubre, amanece con el cielo cubierto, la temperatura ha bajado y el viento sopla del Oeste, del charco, como decimos por aquí. El viernes se recogieron veintinueve litros por metro cuadrado, en Fregenal de la Sierra.
En la carretera hay un zorro muerto, no hace mucho, quizás esta noche pasada, unos metros más adelante una culebra de escalera también muerta, pero esta se ve que hace ya días que murió. Ya en el suelo de la dehesa las bellotas, aun verdes, muy pocas han tomado el color marrón, adornan el pasto seco. En algunos puntos ya se observa tímidamente el punteo verde de la hierba, algunas encinas muestran en su tronco orificios provocados por el escarabajo cerambix, en el suelo al pie del tronco se ve el serrín que dejan las orugas de este escarabajo y que están dañando las dehesas extremeñas. Alguna encina se ha partido por la mitad debido a estas heridas provocadas por estos insectos.
Fuera ya de la dehesa, en zona abierta, observo el primer grupo de avefrías del otoño, cuento diez ejemplares, que levantan el vuelo al verme; un grupo numeroso de estorninos negros están también en la zona y un milano real, está jugando con el viento volando a baja altura. Un centenar de buitres leonados, se encuentran posados en una pequeña elevación del terreno; unos permanecen inmóviles, otros extienden las alas, otros se enzarzan en disputas con algún compañero, otros miran a un lado y a otro, estos que miran, ¿serán los guardianes del grupo?.
En los hormigueros las hormigas se afanan en sacar pequeñas porciones de tierra, muy lentamente, no llevan el mismo ritmo que en días calurosos cuando acarrean alimento al nido. Se dice que cuando las hormigas sacan desechos del nido o sea que cuando están de limpieza es señal inequívoca de que va a llover.
Muy cerca de los buitres, pasan volando media docena de gangas ortegas emitiendo su característico reclamo de vuelo, este sonido que emiten siempre me recuerda a las películas del Oeste cuando el vaquero de turno tocaba unas notas con una goma o algo parecido en su boca .
Algunas collalbas se posan en las alambradas y en el suelo, volando nerviosamente y luciendo la mancha blanca de su cola, por estas tierras se les llama “Monjitas”, por el parecido de su librea con la vestimenta de las monjas.
El sol aparece y desaparece entre las nubes y su luz se va y se viene como si alguien estuviera jugando con un interruptor. Ya veremos cÓmo acaba el día.
Juan Carlos Delgado Expósito