Post anterior: Por las plumas y plumones, como si acabara de volar del nido, estaba este escribano soteño en mitad del camino, justo en el espacio que dejan sin pisar las ruedas.
Los somormujos lavancos, esas aves con esos preciosos moños que bien podrían pertenecer alguna tribu urbana, están también en el agua.
Juan Carlos Delgado Expósito
A esta abeja laboriosa le da igual que sea diciembre entrado en fechas y que sean pocas las flores de romero que quedan en las matas que miran, desde la montaña, al Mediterráneo.
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