20:02 De cualquier otra ciudad de la que regreses, vuelves con gusto a casa, menos de Río de Janeiro porque, al volver, aunque sea primavera y hasta el castaño de Indias rosa esté florecido, todo parece triste, frío y apagado...
8:32 Me he pasado la noche soñando que tenía que escribir algo sobre Miguel Delibes y llegaba la hora del cierre y no había conseguido escribir nada. Pero escribía soñando. Puede ser porque ayer, viniendo de viaje, me fije en unos robles.
De los robles de Sedano, en Burgos, me habló en una ocasión el escritor Miguel Delibes, y me quedé mirando ayer un rodal muy pequeño, entre unos campos de trigo ya segados. Parecían árboles de una isla perdida, los troncos retorcidos, las ramas llenas de líquenes, algunas hojas lobuladas secas todavía en lo alto. Un pequeño rodal salvado del arado quizá por un problema de reparto o de herencia. Y, rodeando a la excepción, un infinito y monótono ricial, absurdo y pobre si, para sembrar el trigo, se talaron los robles.
Hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
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