De las cuatrocientas ballenas francas boreales que quedan en el mundo, mis hijos y yo tuvimos el privilegio de contemplar al menos sesenta de ellas. Las divisamos desde
Iñigo
Iñigo
Las flores silvestres que estos días maravillosos invaden los campos no tienen nada que envidiar de los ejemplares de invernadero que venden en floristerías. Como ejemplo, estas flores de aguileña, una modestísima planta, que crece en los prados, de Cantabria en este caso, con una singular belleza y perfección.
Un abrazo.
Ignacio
Ignacio