Ordenando un poco las fotos, ¡no mucho! Este caracol de Benamahoma, Cádiz me trajo el recuerdo de un episodio que ocurrió en Sevilla.
Juan Barba Vidal
Juan Barba Vidal
Como siempre por estas fechas, están a punto de florecer los tilos…
LA ESCALERA DEL TILO
Tienen en su nervadura las hojas del tilo más de una escalera.
Se ve y se nota su relieve de escaleras por el envés: una escalera de travesaños por entre cada dos nervios secundarios de la hoja. Cuando esta hoja del tilo pierde su frescura y sus verdes, y hasta la vida, se queda en los huesos, que no están hechos de calcio sino de leño, y que son en fin estos nervios que la recorren y que recuerdan a un conjunto de escaleras, de esas que se apoyan contra el tronco de un árbol. En su forma se parecen a las que usan en la localidad leonesa de Caín los que ya no suben de un salto pero que aún se encaraman al tilo para cortar las ramas y llevarlas a casa, donde pelarán la tila, la flor que calma.
Ayer se abrían las primeras flores bajo un cielo nublado y tal vez la semana que viene, o la otra, estén ya plenamente florecidos los tilos. Dicen que en ésto influyen las tormentas pero yo creo que es más bien el calor que precede a la tormenta, y no los truenos y los rayos, el que abre las flores tranquilas. En realidad, es tranquilo todo el árbol, y paciente hasta la última de sus hojas.
Pues aún faltan dos semanas para que se recolecte la tila, y ya tiene la hoja, grabada en su nervadura, la forma de la escalera que utilizará el que quiera alcanzarla.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 21-6-2004
Fondo de Artículos
de la Naturaleza de
www.aceytuno.com
Mónica Fernández-Aceytuno