8:11 Un lector isleño nos habla del maíz y del gofio y de los molinos canarios…

Y escribe el lector sobre…

“Las agradables visitas que, de niños, hacíamos al molino del pueblo

(en la Gáldar de los años cincuenta, siglo pasado, Gran Canaria), donde nos

divertíamos corriendo y patinando en la *molineta* (espacio del suelo con

restos de harina de *millo* y granos tostados), mientras nuestras madres

conversaban, esperando su turno para echar el maíz o *millo* que portaban en

talegas blancas a las muelas del molino, que poco después se convertiría en

el oloroso, calentito y preciado “gofio” o “gofito”. Tarea que, unas veces,

se pagaba con un tostón (dos perras gordas y una chica) y, otras, dejando al

dueño del artefacto una parte del grano como compensación (la famosa

“maquila”)

(…) El maíz o *millo* ha sido y es, también, un

producto emblemático en la dieta cotidiana de la mayoría de hogares de las

Islas Canarias que ha logrado sobrevivir el paso de los siglos y que, aunque

actualmente ha bajado un poco su consumo con respecto a épocas pasadas,

sigue jugando un papel importante en la alimentación de los isleños y de las

isleñas.

El gofio es conocido y usado en las Islas desde tiempo inmemorial.

Antes de la colonización europea (también, después) se elaboraba a partir

del trigo y de la cebada, además de con algunas leguminosas, como el

chícharo o las habas, en épocas de escasez. En el siglo XVI, se amplió la

gama de cereales con la llegada del millo (maíz) desde América (Valle de San

Juan Tehuacán, Mesa Central de México), grano que tuvo gran aceptación,

extendiéndose rápidamente por todo el Archipiélago.

Los isleños canarios prehispánicos tostaban el gofio en recipientes

artesanales de barro y luego lo pulverizaban en molinos de mano, construidos

con piedra basáltica porosa.

En las Islas, el *gofio de millo*, el más usual, es el complemento ideal

para todo tipo de comidas. De hecho, se usa tanto para la leche, como para

los potajes y purés, o bien, amasado con agua u otros caldos (gofio

escaldado) y como ingrediente para postres.

Un conocido estribillo popular reza así:

*El zurrón del gofio, yo lo traigo aquí,*

*el que quiera gofio me lo pide a mí.*

*Me lo pide a mí, me lo pide a mí,*

*el zurrón del gofio yo lo traigo aquí*…* *

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