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Acabo de leer que la sonda Phoenix ha dejado su primera huella en Marte y me he acordado de Crick, codescubridor de la estructura del ADN, porque él estaba convencido de que la vida tenía un origen extraterrestre.
Por ello reproduzco ahora el artículo que le escribí a los pocos días de su muerte…
UNA IDEA DE CRICK
Crick se ha ido dejándonos en la cabeza la idea de que la vida vino de fuera.
En sus necrológicas se ha destacado, como era de esperar, la concesión del premio Nobel, compartido con Watson, por el descubrimiento de la estructura del ADN, esa doble hélice que al final era hermosísima y que se despliega como las flores acampanadas de la correhuela, o como un remolino del río, o como una borrasca del cielo; pero yo siempre recordaré a Crick por su teoría sobre el origen extraterrestre de la vida, porque me parece que tal vez es el afán colonizador la principal característica, hasta en nosotros, de todo lo que vive. Un comportamiento conquistador que revela que la vida vino de fuera. Cambian las especies, pero no la insistencia de seguir adelante, ni se extingue ni desaparece el empeño colonizador de la vida que, incansable, se siembra y se resiembra a sí misma, de mil maneras distintas, una vez y otra, a lo largo del tiempo, igual que cuando era una recién llegada.
Hasta en los montes incendiados, las primeras aves que aparecen son los pájaros carpinteros, -Picus viridis- llenos de colores, rojo, amarillo, verde limón, sobre el negro. Como si acabara de llegar desde algún lugar del Universo, la vida, destrozada, sigue.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, Lunes 2-8-2004
Feliz dia en la Tierra y hasta mañana.
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