Como un árbol azul con vida como los que pintaba Chagall, es la cistoseira sumergida.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
9:05 Al salir del puerto de Sada, el agua estaba roja, como si las algas microscópicas hubieran, con la luz, florecido.
Y justo donde el agua empezó a ponerse azul, en una zona donde hay una profundidad de dieciséis metros, aparecieron los delfines.
Al principio, sólo se veían, aquí y allí la aleta de unos cuantos pero a medida que el buque avanzaba resultó que eran cientos los que había y saltaban dando giros en hélice en el aire, para caer de espaldas, como para hacer en el mar espuma.
Otros pasaban bajo el casco y en ese momento daban la vuelta y enseñaban su vientre blanco a tan poca distancia que podías tocarlos con la mano. Daba miedo pensar que estaban los delfines pasando bajo los pies. Qué poco firme es un barco. Cuando pasan por debajo los delfines, más que en el agua, se diría que estás en el aire.
Dicen que aparecen casi siempre si das golpes repetidos en el casco, pero no creo que por mucho que golpee vuelva yo a ver tantos delfines juntos en mi vida.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S. 9:39 DELFINES COMO LOBOS, escribí el 5 julio de 2004, un artículo que hoy, a propósito de estos delfines, recupero en ARTÍCULOS DE NATURALEZA, y ahí en MAR.
La flor de Sacuanjoche es nuestra flor de portada, fotografíada hace unos días por un lector en Nicaragua.
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