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Amapolas en Sevilla esta mañana, fotografíadas por Joaquín, en el campo donde mejor sobreviven.
Amapolas en Sevilla esta mañana, fotografíadas por Joaquín, en el campo donde mejor sobreviven.
8:59 Y como ahora a las diez de la noche aún es de día, me quedé ayer hasta más tarde fuera y encontré una mariposa que jamás había visto.
Tiene la forma triangular típica de los noctuidos y tal afán por agarrarse a los dedos que casi araña. De la misma manera se prende a la ropa, y en la pierna, agarrada a mi pantalón, la traje hasta aquí para saber su nombre: Trachea atriplicis L.
Lo más llamativo es que las alas parecen de un terciopelo verde muy claro sobre un fondo oscuro, las alas ribeteadas en marrón y una marca en “V” de color casi blanco, y en los extremos dos ojos, dos ocelos azules. Con las alas cerradas se diría que es un animal que nos estuviera, fijamente, mirando.
La tengo aquí ahora mismo, quieta, dormida a la luz de este día que empieza,junto al libro en el que leo que se alimenta de quenopodiáceas.
De ahí, tal vez, que tenga en las alas el color verde claro de las acelgas.
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Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S. “El disimulo” es el título del artículo en el que describo cómo una mariposa finge que está muerta para escaparse. Se publicó hace cuatro años, pero podría escribirse hoy mismo, porque esa especie de mariposa sigue teniendo la misma querencia a entrar por las ventanas abiertas. Acabo de colgarlo en ARTÍCULOS DE NATURALEZA y ahí, pinchando en INSECTOS.
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