De lejos, sólo se aprecia la mancha blanca del arbusto como caído en el campo, desordenado y a la vez perfecto.
Y aunque Proust escribe sólo “espino blanco”, su nombre también es espino albar, Crateagus monogyna, y el nombre de su fruto la “majuela”, que los hombres comían cuando aún vivían en las cavernas y quién sabe si cada primavera, se maravillaban como Proust con el espino blanco florecido.
Mónica Fernández-Aceytuno
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FOTO: Espino blanco Crateagus monogyna florecido bajo la lluvia el viernes 13 de abril de 2012
AUTORA:MF-A
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