La otra noche observamos con los prismáticos la luna creciente. Estaba la atmósfera tan limpia que se veía con una claridad y brillantez increíbles.
Me ha recordado José Manuel Guerra, con la canción de Serrat, que yo también nací en el Mediterráneo, en una ciudad pegadita a él, y a pesar de ello, no sé mucho de mares y mareas. Durante los primeros años de mi infancia vivimos en uno de los cabos de la Península, muy cerca del faro, y mi madre cuenta que a veces las olas del temporal llegaban a las ventanas de nuestra casa. También la he oído decir que no había mareas, como en el Atlántico.
Yo no recuerdo nada de eso porque era muy pequeña cuando vinimos a vivir mar adentro, pero en algún lugar he leído que las lunas creciente y menguante son las responsables de las mareas muertas, que tienen menos amplitud, a diferencia de las mareas vivas que se producen cuando el Sol y la Luna están alineados, y el agua del mar se ve atraída por las fuerzas de los dos astros y son más fuertes.
Mirando esta luna creciente, pienso en el mar que tanto me fascina, y en lo que me cuesta comprender esa atracción entre la luna y sus aguas y que, sin embargo, es tan importante para la vida sobre la Tierra.
Un saludo.
Pilar.
Pilar López