A estas alturas del verano los nidos de las cigüeñas blancas y las garzas reales, se encuentran vacíos.
Crónica y foto de Tatiana
El dicho cobra fuerza ante esta brutal agresión a la naturaleza y a la sensibilidad. Amores de “humanos” que matan lo que no hace sino proporcionar placer, armonía, equilibrio, sombra fresca en verano, compañía en la ruidosa ciudad.
Pero eso es lo de menos, se trata de dejar huella del paso del “Homo…¿sapiens?”
¡Qué pena!
Saludos,
Tatiana.