Este ejemplar de Bayán australiano que fotografié con la luz de la mañana, con sus raíces aéreas descolgándose desde las ramas más bajas hacia el suelo.
Pilar
Pilar
Tienen estos sapos en sus patas delanteras una gran fuerza y con ellas excavan galerías en suelos blandos para dejar pasar el día y esperar la noche o, como ahora, el invierno, en una suerte de invernada más que hibernada, ya que pueden salir a veces del letargo si el tiempo y la temperatura acompaña, aunque ahora lo más probable, según Valentín Pérez Mellado, herpetólogo, es que estén casi todos en proceso de letargo.
A veces aprovechan las huras y las madrigueras de otros animales, ya sean ratones o conejos, y en general son solitarios, pero en algunas especies de urodelos, que son las salamandras y los tritones, se suelan encontrar a varios individuos juntos invernando.
Yo al sapo partero me lo encuentro cuando voy a por la leña que tengo afuera, y resulta que hay un sapo bajo un tronco.
Con la luz se despierta mientras se da cuenta de lo mal que eligió el sitio para esconderse del invierno.
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