Anoche, releyendo “El extranjero” de Camus, me encontré con un verbo que no recordaba: bordonear, referido a dos abejorros.
Mónica Fernández-Aceytuno
Anoche, releyendo “El extranjero” de Camus, me encontré con un verbo que no recordaba: bordonear, referido a dos abejorros.
La frase que aparece en la página 15 de mi libro, comprado la semana pasada con mi hijo mayor en la caseta número 8 de la Cuesta de Moyano, dice exactamente: “Dos abejorros bordoneaban contra el vidrio del techo”.
Para los abejorros ya teníamos otro verbo, pecorear, que es lo que hacen cuando como el abejorro de bosque de la foto, liba la ortiga hedionda, poniéndose de capa uno de sus pétalos rosas.
Miro el nombre del traductor del libro: José Ángel Valente. Claro, un poeta.
Bordonear, ¡cuántas veces hemos visto no sólo a los abejorros, sino a las mariposas, incluso a los pájaros que se colaron bordoneando, tentando los cristales para salir de la casa!
Bordonear, ¡Qué palabra más hermosa! ¿No os parece?
Buen día,
Mónica
FOTO DE ARCHIVO: Abejorro de bosque pecoreando una ortiga hedionda.
AUTORA: Mónica Fernández-Aceytuno
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Camus es uno de esos escritores que parecen no tener carrera sino fuente de la que manan, para perderlas, las palabras…Leer más del Fondo de Artículos CAMUS
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Mónica Fernández-Aceytuno