Bajo un mismo árbol, bajo la lluvia, una familia de pájaros carpinteros se alimentaba escarbando con el pico el suelo, mientras junto a ellos, comían tranquilamente bellotas una pareja de arrendajos.
Las semillas de la clemátide silvestre, para volar, llevan plumas blancas.
Por fin pude fotografiar ayer en Cercedilla esta planta que había visto al pasar por Piedrafita y por El Bierzo, siempre a una cierta altitud y cuando hace mucho frío.
Creí, desde el coche, que se trataba, como el muérdago, de alguna planta parásita, hasta que la he tenido lo suficientemente cerca como para darme cuenta de que esas manchas blancas que veía yo sobre la vegetación de lejos, eran los vilanos en forma de pluma que tienen las semillas de esta clemátide silvestre: Clematis vitalis.
¡Qué delicadeza y qué preciosidad! Estas semillas rosadas con sus plumas blancas para volar lo más lejos posible con el viento y así dispersarse e ir dejando alguna claridad en el paisaje de invierno.
Recibe la denominación de “hierba de los pordioseros” porque la usaban los mendigos para curar las heridas.
Me pregunto si tiene alguna relación también con los peregrinos del Camino de Santiago.
Buen día,
Mónica
Estábamos tan cansados que nos detuvimos en un albergue. El letrero,”recién desinsectado”, no presagiaba nada bueno, por lo que decidimos que, solo si el restaurante de enfrente estaba abierto y nos daban de cenar a las seis de la tarde, ambas cosas muy improbables en esta época del año, nos quedaríamos en el albergue…Leer más de EL CASO DEL CONDE DE WALDEMAR