Lo que más me llama la atención estos días de las calles de Madrid, son las semillas del olmo, muy verdes aún, no como las de esta foto, que es del olmo de mi casa en Galicia en el mes de marzo, más maduras las semillas, cuando van adquiriendo unas tonalidades desvaídas hermosísimas.
Mirando desde la acera, parecen las semillas hojas de un verde insultante. Luego, una vez maduras, muestran toda esta delicadísima belleza que sería más propia de una flor para después caer como monedas sin peso sobre el asfalto.
Me preguntaba ayer mi primo Sebastián por unos frutales que tiene en el jardín de flores muy blancas y le dije que si el tronco era muy oscuro podría ser un cerezo. También el olmo produce ahora un contraste precioso entre el verdor intenso de sus semillas aladas y la oscuridad del tronco.
“¿Pero quién os ha dicho que se pinta con los colores? Uno se sirve de los colores, pero se pinta con el sentimiento.”
Chardin
…Leer más de mi artículo “El azul Chardin”
Puede que para escribir sea parecido. Nos hace trabajar el sentimiento al observar, sobre las ramas de los árboles, tantos colores.
Buen domingo,
Mónica
Chardin