La foto que pretendo comentar es, cuando menos, curiosa. La hice el día siguiente al Mundial del Agua, en una finca del Bembezar que hasta hace pocos decenios era una dehesa donde pastaban vacas retintas y ovejas merinas y que ahora sostiene un buen naranjal. Ambos aprovechamientos han sido posibles gracias al agua alumbrada en el viejo pozo árabe que aparece al borde de los naranjos. Antes el agua bajaba por su pie desde el pozo hasta el pilar donde abrevaba el ganado y ahora es impulsada desde el mismo pozo por una electrobomba y filtrada y enriquecida con fertilizantes para regar por goteo el naranjal. El agua fue vida para la dehesa y sigue siendo vida para los naranjos. El agua es vida.
Un abrazo. Joaquín
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Joaquín