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Nunca había visto tantos peces como ayer bajo la lluvia.
Nunca había visto tantos peces como ayer bajo la lluvia.
Hoy con poco tiempo, pero no con menos entusiasmo, inicio el día con una palabra que me tiene asombrada, ¿cómo es posible que tantas personas se hayan equivocado hasta ahora? El error es un pájaro que vuela por el tiempo.
Porque inmersa como estoy, casi navegando con el “El diario de a bordo” de Colón copiado por fray Bartolomé de las Casas, resulta que encuentro que la primera ave marina que se nombra en el diario es el garjao.
Busco traducciones, por si fuera vocablo en portugués, y en diccionarios, y lo más que me encuentro es que lo asignan para Sula sp.: para el alcatraz. Error.
Porque al consultar hoy al infalible Bernis, me encuentro que garjao y garajao, son vocablos que aún hoy se utilizan en las Islas Canarias y en Portugal para denominar al charrán, nuestra preciosa golondrina de mar de alas traslúcidas. En portugués es “garajau”.
¡Cuántas veces he observado estas aves! Y cómo lo haré a partir de ahora, cuando me sobrevuelen por la ría, con ese chirrido que es la voz rota de su canto, los grillos del cielo, la primera ave de la que escribe en su diario Colón el viernes, 14 de septiembre de 1492.
La segunda es un rabo de junco o rabijunco, y la tercera un ruiseñor.
¿Y vosotros? ¿Qué estáis observando por ahí?
Gracias y buen día,
Mónica
Navegaron aquel día su camino al Oeste con su noche, y anduvieron XX leguas; contó alguna menos. Aquí dijeron los de la carabela Niña que habían visto un garjao y un rabo de junco. Y estas aves nunca se apartan de tierra más de XXV leguas.
“Diario de a bordo”, viernes 14 de septiembre de 1492
Cristóbal Colón
Copiado por fray Bartolomé de las Casas
Mónica Fernández-Aceytuno