Aunque no se ve desde el aire, está florecido el hinojo marino sobre las rocas que orlan esta playa.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Una mimosa, a punto de florecer, se ha partido, como si el rayo fuera un cuchillo que la hubiera quemado primero en la cruz y luego desgajado hasta la raíz, donde el tronco es blanco por dentro y está lleno de hilos como si fuera el corazón de una piña. Estos árboles que crecen tan rápido, y alcanzan en pocos años muchísima altura, son luego muy falsos, de una madera muy blanda y de raíces que no acaban de agarrar nunca, como si crecieran aquí sabiendo que ésta no es su tierra, pues pertencen las mimosas a los antípodas, al ser oriundas de Australia.
Lo curioso es que florecen al principio del invierno, cuando allí empieza el verano, como si las flores siguieran viviendo con el corazón, si es que las flores lo tienen, en su hemisferio.
Feliz día, esperemos que con el tiempo más tranquilo que el de esta noche de rayos y de truenos y de viento, y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S.: Han florecido bajo el mar este año en Águilas, Murcia, las praderas de Posidonia oceanica, información de hoy en ACTUALIDAD, gracias al biólogo Boris Weitzmann.
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