Cuando hace unos cien millones de años, la tierra era muy diferente a lo que es hoy, ya se podían
8:18h. Ayer hicieron leña del árbol caído, que es una de esas tareas que congrega en los caminos al que pasa y no suele pararse, cada uno en su vida, hasta que cae un árbol sobre la vía.
Y entonces el que pasa se va parando y pregunta con el fondo del ruido de la motosierra, que va partiendo el árbol en pedazos y haciendo leña, dejando en la cuneta las ramas, florecidas de amarillo.
Uno de los campesinos dice: “mira, muere uno, pero ha nacido otro árbol”, cuando de pronto aparece, tras la última rama cortada, un castaño sin hojas y que ahora vemos que vivía apabullado por la enorme altura de la acacia. Parece un hombre atemorizado, el castaño sin atreverse a que sus ramas interfieran en las de la mimosa, creciendo todas hacia el único lugar que le ha dejado libre y ahora dispone, de pronto, de un espacio inmenso, del vacío que ha dejado el árbol que le quitaba la luz y el agua.
Pero lo cierto es que en el árbol caído se posaban muchos pájaros. Me gustaría saber qué piensan cuando llegan hasta aquí y ven que ha desaparecido su percha.
Feliz fin de semana y hasta el lunes,
Mónica Fernández-Aceytuno
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