Había tanto mar en movimiento que hubiera jurado que estaba quieto.
MF-A
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16:48 No estaba así esta oreja de mar -Haliotis tuberculata- cuando la encontré, sino al revés, lleno de arena su periostraco nacarado.
Pero es así como mejor se aprecian los agujeros, por los que, cuando estuvo viva, asomaba sus tentáculos.
No salí al mar: vino tanta familia de tierra adentro que me quedé en la arena para que cupieran todos, paseando por la playa.
Es un molusco que huye de la luz y que puede sujetarse con tal fuerza sobre las rocas que no hay oleaje, mientras tenga vida, que la arrastre, hasta que muere, y aparece la oreja de mar en la playa, la víspera de Nochebuena.
Feliz día y hasta mañana,
Mónica Fernández-Aceytuno
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