Desde hace años las montañas del Pirineo, y en concreto las del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, han sido unos escenarios que he visitado en las distintas estaciones del año.
Por Juan Manuel Borrero.
Por Juan Manuel Borrero.
8:40h Ayer, vi ya los primeros granos que, sobre mi coche verde oscuro, dejaban una película de un color amarillo como el del azufre, y cuando pasas el dedo se queda el surco vacío de polen en el coche, y en la yema del dedo los granos microscópicos de polen cuyos sacos aéreos y su tamaño por encima de las 50 micras, si mal no recuerdo, hacen que pueda verlos a simple vista cuando se acumulan.
Quiero decir que un grano de polen en vuelo, es imposible verlo, pero sí de esta manera, por acumulación: millones de pólenes volanderos que en la forma de dispersión más primitiva y por lo tanto más derrochadora que existe, por el viento, intentan llegar a la flor femenina que está justo al lado envolviéndola en nubes de pólenes que, a la menor brisa, terminan depositados, incapaces ya de levantar el vuelo como vencejos que hubieran caído, sobre el agua del estanque o sobre el capó de mi coche.
Buenos días, espléndido día también el de hoy, que acaba de empezar. Y feliz fin de semana,
Mónica Fernández-Aceytuno
P.S. Santiago Lens, experto en avistamientos de ballenas del Instituto Español de Oceanografía, nos habla en ACTUALIDAD del soplo de las rorcuales.
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