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Ya tiene el pico un poco desgastado el abejaruco, de haber hecho, excavando en la tierra, el nido.

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Ya tiene el pico un poco desgastado el abejaruco, de haber hecho, excavando en la tierra, el nido.

Casi dos metros de largo, en línea recta, perpendicular al terraplén, llena a tener el pasillo en cuyo final nacen los pollos, de tal manera que lo primero que ve un abejaruco en el mundo es un túnel muy oscuro, y al fondo el azul del cielo, o el verde azulado de un encina.

Cuando llueve, esponjan su plumaje, y al contrario de otras aves, se dejan mojar por las gotas de lluvia, como si, al venir de África, apreciaran mejor que otras aves, el valor del agua.

Feliz día,

Mónica Fernández-Aceytuno

P.S. Antes de regresar a sus cuarteles de invierno, vuelve a crecerles el pico.

Por otro lado, les recomiendo vivamente la crónica del buceador Cristóbal Richart, y con ella la foto en la que cuesta ver, aunque esté ahí mismo, al caballito de mar con su cabeza en ángulo recto. Hoy, en ACTUALIDAD NATURAL.