Buenos días desde casa, con el vaho para escribir sobre…
Lor, el río azul
Buenos días.
Ayer se nos echó el tiempo encima, además de la nieve que previsiblemente, según me dijeron, estaría sobre el teixadal, por lo que conviene esperar al dehielo de primavera para ir a verlo.
Nos quedamos por el camino, a la orilla de un río hermosísimo que no conocía, el Lor, afluente del Sil, de agua tan azul como la del mar.
Bajaba limpísimo, viéndose las piedras desde arriba de un puente por donde dicen que pasó un rey, cubiertos de arena los caminos, como si tuviera mucho de mar este río que baja de las montañas del Caurel, donde se ven las huellas de los corzos cuando van a beber.
¡Qué preciosidad!
Estaba todo empezando a florecer, desde las prímulas y las violetas por el suelo, a los avellanos y los ameneiros por las ramas.
¡Y cuánto me asombró ver alcornoques en la orilla!
Pero lo que más me gustó fue el color del agua, de un azul marino, y la manera en la que bajaba, con la marejada del agua recién nacida.
Un fuerte abrazo para todos,
Mónica