Se dice de la hoja cuyo limbo tiene forma de…
luciérnaga.
f. Coleóptero de la familia Lampirydae, como Phausis splendidula o Lampyris noctiluca, capaz de emitir luz sin calor gracias a la bioluminiscencia que se produce en los últimos segmentos de su abdomen por la reacción de oxidación de la luciferina en la que intervienen el oxígeno y el agua. También los huevos recién puestos por la hembra pueden emitir luz. Además de luciérnaga, recibe los nombres vernáculos de vagalume en Galicia y cuca de llum en Cataluña.
La hembra de luciérnaga, Lampyris noctiluca, que ya sólo con su nombre ilumina, trepó anteanoche a lo más alto de las yerbas, escapando del silencio. Según Manuel Cantalejo, hizo tanto calor en la sierra cordobesa de Hornachuelos que mientras las hembras de luciérnaga trepaban a los tallos de las yerbas arrastrando sus alas rudimentarias, la temperatura no bajó ni un poquito de los diecinueve grados; es decir: no hubo en la noche más que calor entre las luces de las estrellas y las luces de las luciérnagas. Los machos de esta especie brillan mucho menos que las hembras, pero tienen más unidades visuales en los ojos y no se pierden ni un brillo, y además son voladores. A veces, cruzan delante del parabrisas y dejan en el aire un destello verde y frío, esa su luz de luciérnaga que se vuelve cérea con la luz del día, como si el sol la apagara. Resulta curioso que incluso los huevos que pone la hembra después de la cópula desprendan luz a través de la cáscara, como si antes de nacer las luciérnagas guardaran ya algún mensaje dentro, de esos que solo entienden ellas. Tienen algo de poetas, sobre la noche del mundo, encaramadas a su torre de palabras, horizonte, maizal, estrellas. De puntillas sobre la última sílaba, llaman.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 13-8-2001
Los órganos productores de luz bioquímica de la luciérnaga (Lampyris noctiluca) están contenidos en los últimos tres segmentos abdominales. La estructura de estos segmentos nos puede recordar a la de un flash, tienen una parte anterior transparente y una parte posterior refractante, formada por diminutos cristales. La luz se produce por una oxidación enzimática de una proteína, la luciferina. Para ello se necesita oxígeno y agua.
En esta reacción de oxidación prácticamente toda la energía liberada lo hace en forma de luz. La luciérnaga puede controlar la intensidad de luz emitida abriendo o cerrando la traqueas, regulando el paso de aire al interior.
La función de esta luz, que emiten las hembras, es de atraer a los machos. Esto debe de ser de gran ayuda para ellos, teniendo en cuenta que son de hábitos nocturnos.
El diseño de las manchas de luz es característico de cada especie.
RICARD FORNS NAVARRO