Reclamo de la perdiz cuando se azora. Se dice también…
molturar.
Moler frutos.
*****
Para amortiguar su caída, se le pone, a modo de paracaídas desplegado, blanco como el velo de una novia, una tela por debajo para que no sufra y llegue la aceituna a la almazara con el andar de un poeta de manera que no toque jamás el suelo para molturarla de inmediato, no vaya a ser que caiga en la cuenta de que ya no está en la rama de su árbol, ni en el olivar, y se atroje la aceituna de pena.
Mónica Fernández-Aceytuno
“El país de los pájaros que duermen en el aire”
Editorial Espasa