Lo único que me consuela de haber regresado del Congo…
Los primeros pasos de un viaje
Lo más cerca que he encontrado sobre la Naturaleza salvaje del Congo, es el libro “Wild Rwanda”, con profusión de colibríes parecidos a los que ya observara en Panamá, como si el ecuador trazara una línea que uniera poblaciones de aves que aún no han sido separadas del todo por el océano.
Hay otras especies, como una suerte de gran pelícano que anda entre los papiros, llamado pico de zapato, que jamás he observado; y murciélagos de la fruta tan grandes que me han recordado al Nyctalus lasiopterus, el nóctulo gigante del que escribí porque se había descubierto que vivía en el parque de María Luisa, en Sevilla.
Os dejo con ese artículo, titulado “Brindis de primavera”, mientras sigo con mis lecturas.
Los primeros pasos de un viaje se dan por los libros.
Un fuerte abrazo,
Mónica
BRINDIS DE PRIMAVERA
A las once de la noche, en el parque María Luisa, en Sevilla, por encima de los plátanos centenarios que hay en el estanque de los lotos, se oye el sonido que cabría esperar de las estrellas si pudieran chocar en la noche del cielo.
Según Jesús Benzal, experto en quirópteros, este ruido de copas que brindan…chin…chin…chin…y que se oye volar, casi flotar, por encima de los árboles, es el sonido que emite una docena de murciélagos gigantes de los que, se ha descubierto hace poco, viven todo el año en el parque. Vuelan a oscuras los murciélagos raros con su cuerpo de ratón y unas alas de pájaro grande, llenas de ángulos y de esquinas, sobre las ramas que ya verdean. Estos nóctulos – Nyctalus lasiopterus- son los murciélagos más grandes de Europa y acaban, como el azahar, de despertarse. El árbol que les cobija es siempre mucho más viejo que ellos aunque, el nóctulo gigante, pueda llegar a vivir treinta años. Y ésto es lo curioso, y lo nuevo: que los árboles más viejos, son ya los del parque.
En el campo veo tirados árboles centenarios, las raíces al aire, el tronco sin murciélagos. Y cada primavera, de noche, el árbol sin hojas y sin flores parece un barco hundido, sumergido en el sonido que le falta.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 20-3-2000
Aceytuno.com