Me encanta esta bruma que el sol levanta, como una sábana, a la Tierra.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Hay términos que defines en unos minutos y otros en los que te detienes y no acabas porque se ramifican igual que un árbol, y eso es lo que me ha sucedido esta mañana con la merendera, o quitameriendas, que surge ahora sobre los pastos.
Por un lado, quisiera destacar la puntualidad para emerger de las plantas que viven bajo tierra, como si protegidas, allí abajo, encerradas en su bulbo, se rigieran por unos ritmos con menos vaivenes que las que viven en el aire todo el año.
También me gustaría señalar que hay tantos cólquicos que resulta un poco difícil precisar cuál de ellos es el quitameriendas, aunque sin lugar a dudas es, por encima de los demás, el Colchicum autumnale o Merendera montana.
Ya sólo me queda saber a qué libro de poemas pertenecen estos versos de Unamuno que he encontrado de casualidad por el camino y que me han encantado, por lo que acabo de ilustrar con ellos nuestra definición del quitameriendas.
Buen día,
@aceytuno #DiccionarioAceytuno diferencias entre guanaco, vucuña, llama pic.twitter.com/ZHBYx2yRW1
— Patrimonio Natural (@PatrimonioN) septiembre 14, 2014
Ay aquel quitameriendas
de los campos de Castilla
pura flor, sin tallo ni hojas
nunca al ojal sometida.
Endeble cáliz que rompe
la más apretada arcilla
sólo porque de continuo
empuja…¡fuerza infinita!
Flor solitaria sin tallo
ni otro apoyo que si misma
flor de páramo bendito
misteriosa villorita
flor de entrañable raigambre
toda tierra maravilla
de tenacidad paciente
de soledad contenida;
flor de los campos ceñudos
flor de la eras batidas
ay aquel quitameriendas
de mi tierra salmantina.
Miguel de Unamuno