Es curioso que justo hoy hubiera decido empezar a escribir…
Una mañana en Quito
He pasado unas horas en Quito, donde he podido ver personas hechas a semejanza de su paisaje.
Casi todos caminan un poco encorvados, algunos con un rascacielos de cajas a la espalda, como nos encorvamos nosotros nada más poner el pie, por el peso de la altitud en los pasos.
Tengo que escribir algo para mi artículo de esta tarde.
Mientras, os dejo unas fotos.
El problema es que nunca me atrevo a fotografiar a las personas que me llaman la atención, hay algo que me lo impide, al menos de frente, aunque me quede con las ganas de hacerles mil retratos, y en Quito son las personas, y los comercios, por su inocencia, lo que más me ha llamado la atención.
De ahí que salgan de espaldas, como esta mujer que vendía anises, o al menos así lo anunciaba, “anís, anís”, dejando un olor que era como las notas de su voz en el aire.
Buenos días,
Mónica