Regreso
Ahora que está creciendo la luz, empieza a ser la hora de regresar a casa, a mi tierra, a mi paisaje.
No es que sea mío, en propiedad, me refiero, ni siquiera de nacimiento, pero ¿de quién son los paisajes que miramos si no de nuestros ojos?
¡Y he pensado tanto mientras miraba lo que veía! que cuando me encuentro un poco débil, como ahora mismo, con un catarro, no hay otro lugar donde quisiera estar, como si aquella tierra me diera fuerzas, o como si hubiera echado raíces aéreas sobre aquel paisaje que tanto he observado.
Ahora, además, está creciendo la luz. Esta mañana escuché en la radio que en Madrid ha amanecido hoy a las ocho en punto de la mañana.
Eso quiere decir que hay que empezar a preparar ya la tierra para lo que viene, y yo tengo el jardín hecho una selva, igual que la huerta. Y esta luz me empuja a trabajar, a sentirme culpable por no estar ya preparando la primavera que viene, como si hubiera algo en mí de planta.
Pienso en las lavandas que florecen en junio y que debo reponer antes de que regrese para libarlas con su espirotrompa esta impresionante mariposa colibrí (Macroglossum stellatarum).
¡Tanto qué hacer!
Cuento los días para el regreso.
Un fuerte abrazo para todos,
Mónica