SETA DE LA FELICIDAD

LA SETA DE LA FELICIDAD

El viernes pasado, bajo un pino rojo y un pino negro, en un lugar prepirenaico de sustrato calcareo, vió Augusto Rocabruna, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Micología, la seta de un hongo del que sólo hay una cita en España.

Pudo fotografiar, antes de la tormenta, a esta seta pequeña y rara, cuyo hongo parece vivir más del musgo que de los árboles. Tenía el pie muy ornamentado y el sombrero de un color gris azulado, más gris que azul, con escamas ocráceas. Estas pintas coloreadas, a veces blancas sobre los sombreros de las setas rojas, son restos del velo que envuelve la totalidad de la seta antes de desarrollarse, como envuelve la cáscara de un huevo al pollo. Al crecer la seta del hongo, se puede quedar en la parte inferior del pie, un saco o volva; y, en el sombrero, fragmentos sueltos de lo que fue el velo. Y así: con los restos de un velo ocre en el sombrero, después de veinticinco años de recolecciones, y por primera vez en su vida, acaba de encontrar Augusto Rocabruna a esta seta.

Se llama Squamanita paradoxa y da felicidad al que la reconoce, y la entiende.

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