EL OÍDO DE LOS PECES Esta tarde, después de comer,…
Torpor
Esta palabra me encanta porque define muy bien el ligero letargo en el que caen ahora, tras las primeras nevadas, los osos pardos cantábricos, como este de la imagen, Ursus arctos, fotografiado por Javier Valladares.
Se trata de una hibernación muy ligera, por lo que conviene llamarla de otra manera, ya que es más bien una somnolencia que recibe la denominación de torpor, y que se distingue de la hibernación profunda de otras especies de osos que viven en climas mucho más rigurosos.
Es también ahora cuando las hembras se retiran a su osera para parir dormidas crías que pesan menos de medio kilo, de 1 a 3 oseznos por hembra reproductora, de las 30 a 35 que se cuentan, según FAPAS, ahora mismo en toda la cordillera Cantábrica.
Saludos,
Mónica
P.S. Atraída por esta palabra, torpor, que ya está en nuestro diccionario de la Naturaleza, escribí para el ABC de papel mi artículo de este sábado:
EL TORPOR
El torpor es un sopor profundo, un letargo ligero en el que caen los osos pardos cuando perciben, bajo su hermosísimo pelaje de tres pelos distintos, que ha variado la presión atmosférica, anticipando la llegada de una borrasca que trae por fin la nieve. No se puede hablar con nuestro oso pardo de hibernación como con el lirón gris cuando, enroscado sobre sí mismo, pierde temperatura hasta los 0ºC; que un lirón no se despierta, doy fe, ni aunque lo tengas sobre la bandeja de las manos. Con el oso pardo cantábrico es más acertado decir torpor ya que su temperatura corporal descenderá sólo 4 o 5 grados, de sus 38ºC, en el interior de una osera donde, solitario, se encueva bajo una roca, o bajo la tierra excavada y tapizada con musgo y brezo para caer en un torpor que es un sueño dulce y ligero, al margen de un mundo que empieza a pesarnos como una piedra en el corazón de los días.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, sábado 21-11-2015